sábado, 16 de abril de 2011

Un largo camino hasta Ouzoud...

Preparadas nuestras mochilas para una semana y media de vacaciones, pusimos rumbo a las cascadas de Ouzoud, la primera parada de una larga ruta. Las cosas no empezaron como esperábamos. Para empezar el autobús con el que teníamos pensado viajar estaba completo. Esto rompió totalmente nuestros planes, y no nos quedo más remedio que pararnos a pensar 10 minutos: ¿Qué hacemos ahora? Decidimos llamar a la familia y nos aconsejó ir a la gare Routier. Después de dar mil vuelta para encontrar esta estación, por fin llegamos a esta inmensa “ciudad de autobuses”. Cientos de personas apiladas frente a los autobuses, hombres gritando destinos, miles de claksones de autobús sonando aquí y allá… y la gente pensando: ¿Qué hacen estas aquí? Ya que éramos las únicas extranjeras en esta gran “ciudad”. Gracias a la amabilidad de uno de los vendedores, conseguimos nuestros tickets hacia Beni Mellal, uno de los pueblos intermedios que nos llevaría  hasta llegar a Ouzoud. Nuestro autobús no tenía ahora exacta. Cuando llegaba, llegaba…Aquí funcionan así las cosas. Nosotras mirábamos a los autobuses y solo esperábamos que nos tocara uno medianamente cómodo y afortunadamente así fue! Después de varias horas de viaje, por fin llegamos a Beni Mellal. Este pueblo no nos dio buenas sensaciones, asique decidimos irnos de allí y pasar la noche en Azilal. De esta manera, también ganaríamos tiempo para llegar a Ouzoud. Montadas en el gran taxi, acompañadas de 4 viajeros más, poco a poco se fue echando la noche encima y eso nos impidió ver los magníficos paisajes de la zona. La carretera no fue fácil… curva a la derecha, curva a la izquierda… Esto provocó los vómitos de un viajero! Imaginaros: 4 personas en la parte de atrás de un coche, y uno de ellos potando…ummm que agradable… menos mal que el chofer iba preparado con jabón y agua!

Por fin llegamos a Azilal, y gracias una vez más a la amabilidad de un compañero de viaje, que nos llevo hasta el bonito y barato hotel donde pasaríamos la noche antes de llegar a las cascadas.

Las 8 de la mañana y estamos en pie, con ganas de ver las famosas cascadas de Ouzoud. El camino hasta Ouzoud tampoco fue muy lineal por las montañas, así que… ¿os podéis imaginar lo que pasó otra vez?

Por fin estamos en Ouzoud! El día estaba un poco oscuro pero todo y así, las vistas de las cascadas eran impresionantes. Los colores de las montañas y el agua se entremezclaban y la fuerza con la que caía el agua a 100 metros impactaba.

Durante nuestra estancia en Ouzoud, decidimos ir a lo más barato y dormimos casi-casi al raso, ya que solo nos cubrían 4 esterillas. Esto nos permitió escuchar el ruido de las cascadas toda la noche. Aunque lo que podía haber sido una noche espectacular, se convirtió en una pesadilla, ya que uno de los atrapaguiris del primer camping nos hizo pasar un mal rato por la noche, adquiriendo así, la sensación de inseguridad e incomodidad. Aunque finalmente todo quedo en una anécdota graciosa de contar (algún día lo haremos). Aun así, decidimos marcharnos de allí e ir a otro camping. Los dueños de este otro, Taibid y Mohamed nos acogieron con las manos abiertas y esto permitió que pasáramos unos días de tranquilidad en medio de las magníficas montaña del Atlas. Allí también conocimos a Julian, un francés que está viajando por Marruecos. En su compañía, conocimos el pueblo Mexicano y a diferentes personas que nos han alegrado el viaje gracias a su buena onda y a su música. Despedirnos de Ouzuod, fue como cuando te vas de un pequeño pueblo de montaña, ya que después de pasar unos días allí todos te conocen.


BISLAMA OUZOUD!!!! 

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