Esta es la historia de Paco, un mouton (una especie de cabra- oveja, ya que tiene cuerpo de oveja pero cabeza y patas de cabra) cualquiera que un día tubo la mala, o buena suerte de llegar a nuestra casa. Como muchos otros moutons, su destino, era la muerte.
Hace dos semanas, fuimos acompañar a Mohamed a escoger un buen mouton para la fiesta, en la tienda de moutons, donde hay de todos los tamaños y pesos, había uno que brillaba sobre los demás…ese era Paco. Nuestro Paco.
Las diversas maneras de transportar un mouton son varias, desde un camión lleno de moutons, camionetas con moutons, coches con el maletero con un mouton, dos personas en una moto y un mouton, a cuestas con el mouton….
Después de llegar de Marrakech, la misma noche, nos llego Paco. Lo subieron 3 plantas hacía arriba por las escaleras de la casa cogido entre 3 hombres jóvenes y fuertes. Una vez llegado a la terraza, lo ataron a la columna de la entrada, donde allí permanecería hasta su destino.
Al principio la presencia de Paco nos daba un poco de respecto, ya que sus cuernos nos apuntaban directamente; Además, al llegar a nuestra casa, para él todo era desconocido, con lo cual, estaba un poco irritado, y respondía con varios béeeeeeeeees. Al día siguiente, ya estaba más integrado en su nuevo entorno, y nosotras, también nos acostumbramos a su presencia, tanto que le ayudamos a desligarse de una patita que se le había quedado atrapada entre las cuerdas. Empezamos una gran amistad con Paco, cuando nos íbamos nos llamaba con su dulce béeeeee. Pero llego el gran día…
A las 11h de la mañana, tres fuertes hombres, entraron en la casa dispuestos a inaugurar la fiesta del mouton del 2010.
La fiesta del mouton es la fiesta más importante del año en todos los Países Islámicos. Todo el mundo compra un mouton para este día tan especial. Cuando nos referimos a todo el mundo, es todo el mundo, incluso en las barriadas más pobres compran un mouton. Por eso, hay bancos que te dan un crédito para poder acceder a la compra de éste, echo que nos impactó bastante al ver anuncios publicitarios por diferentes puntos de Marruecos. Aun así hay familias que ni siquiera con el crédito, pueden adquirir éste animal tan solicitado para estas fechas. Por eso, hay personas de un nivel adquisitivo más elevado, que dan dinero a éstas familias para facilitarles la compra. Y todo y así, hay personas, como mujeres mayores que viven solas y que no pueden económicamente permitírselo, después de la matanza, los vecinos les traen trozos de carne para que puedan disfrutar también de la fiesta. Así, que como veis, ese día, absolutamente todos, comen mouton. Todos.
Ésta fiesta, empieza por la mañana, como hemos comentado anteriormente, a las 11h de la mañana ya teníamos a 3 hombres en nuestra casa dispuestos a poner fin a la vida de Paco. El proceso de la matanza, es muy lento y muy desagradable. Para empezar a degollar el mouton, éste, tiene que estar en posición mirando a la Meca. Una vez en la posición, lo degollan, le cortan la cabeza, le hinchan el cuerpo soplando con la boca, y ya finalmente le cuelgan por las patas boca abajo y le empiezan a esquilar con un cuchillo sacándole toda la piel, y luego le sacan las tripas y trocean los diferentes trozos de carne.
Después de todo este proceso que dura unas dos horas aproximadamente, la primera parte que se come es el hígado. Lo cocinan a la plancha en la misma terraza y con la grasa hacen brochetas de mouton. Las cuales, según Laura F , están deliciosas. Todo este proceso se hace siguiendo la tradición antigua de los antepasados, con lo cual, es un poco primitiva.
Esta claro, que un mouton para toda la familia, da mucho de si, y que la carne es imposible comérsela en un solo día, con lo cual, la almacenan para los tres meses restantes del año…Así que…tenemos Paco para rato!
Después de la matanza, la fiesta del mouton sigue varios días, reuniéndose las familias y amigos más próximos, intercambiando y saboreando trozos de moutons. En nuestro caso, por la noche, fuimos a casa de Hanan que era su cumpleaños. Al llegar bebimos el té, el pastel, donde cantamos el cumpleaños feliz en marroquí ("Sana helua ya sagil" o algo parecido) y después cenamos mouton, como no, y pasamos la noche bailando a ritmo de la música árabe, donde pudimos aprender algunos pasos de la danza del vientre. A la mañana desayunamos y volvimos a comer… A que no sabéis que??
Y ya hacía a la tarde regresamos a nuestra casita, con Paco. Aunque colgado en el techo de la terraza.
Pobre, nuestro Paco!